martes, 11 de marzo de 2014

Video: La rebelión de las masas

Clase - Comunicación de masas

       HOMBRE                                      HOMBRE MASA

-Animal racional                             -Reactivo
-Trascendente                                 -Solo piensa en sí mismo
-Social por naturaleza                      -No le interesan los demás
-Inteligencia/voluntad                      -No tiene pensamiento propio

Características del hombre masa:

  • Desdén contra el intelectual.
  • Preferencia por una autoridad que lo guíe.
  • No busca crecimiento personal.
  • Conformista, pasivo.
  • Solo piensa en sí mismo y se cree autosuficiente.
  • Vocal sobre sus opiniones
Masa: hecho psicológico porque no hay necesidad de que los individuos se aglomeren. Cuantitativo > cualitativo. es el hombre cuando no se diferencia de los otros hombres.

Clase - Objetividad Periodística

El hombre tiene la necesidad de compartir la verdad. La verdad surge cuando nuestro conocimiento coincide con la realidad.

El humano busca la verdad fundamentada en la realidad. Las personas mientras nos vamos desarrollando, nos vamos acercando al objetivo. Mientras más conozcamos la verdad más tenemos sabiduría sobre la realidad.

En la objetividad periodística se debe entremezclar la información y la verdad, esta relación se llama verdad informativa. La información incluye la verdad. Si no la incluye de denomina desinformación.

Estados de la mente ante la verdad:

  • Certeza: cuando la mente se adhiere firmemente y sin temor a una verdad. Certeza =/= verdad. Sentimiento de seguridad. Apego a lo que uno cree que es verdadero.
  • Duda: Cuando el intelecto fluctúa entre la afirmación y la negación de una determinada proposición sin inclinarse más a un extremo de la alternativa que otro. Existe una suspensión del juicio.
  • Opinión: cuando el entendimiento se adhiere a una parte de la contradicción con temor a la verdad opuesta. al sujeto se le presentan dos alternativas ante un hecho.
  • Fe: cuando la voluntad mueve al entendimiento a sentir con certeza sin miedo a que sea verdad la opinión contraria, basándose en el testimonio y la autoridad de otro. Cuando se confía plenamente sin temor a equivocarse.
  • Error: cuando de afirma lo falso como verdadero.
Objetividad: actitud que tiene el sujeto que tiene que ver con los estados de la mente ante la verdad. Lo principal es separar la certeza de opinión. No tomar como lo cierto como opinable. Presentar las opiniones con el peso que tienen. 
Con la objetividad hay dos tipos de influencia:
  1. Influencia positivista: se separan los hechos de las opiniones. Es decir, hay que excluir al sujeto mismo. Se transmite una información de la realidad tal y cual es.
  2. Influencia subjetivista: se toma en cuenta la verdad como opinión. Se debe aceptar cualquier hecho como cuestionable.

Clase - Criterios de los medios

Los medios se basan en los criterios de noticibilidad, que son la probabilidad de que un hecho se convierta en noticia: novedad, cuanto afecta, interés, dramatismo, repercusiones.

  1. Audiencia: se seleccionan los hechos dependiendo de la audiencia.
  2. Accesibilidad: depende de como se accede a la información. Credibilidad y fuentes.
  3. Aspectos técnicos.
  4. Espacio y tiempo.
La mediación está marcada por algo fundamental: la selectividad. Proceso por el cual millones de mensajes en el mundo se reducen a los transmitidos por los medios.

Gatekeeping: 1. News gathering (selección de noticias) 2. News processing (procesamiento de noticias)

Individualidad: historia del reportero; género, edad, raza, relación personal con la noticia.

Rutina de medios: procesos habituales que tiene un medio.
  • Organización: decisiones que toma la empresa independientemente de las personas que trabajan en ella. Visión.
  • Extramedios: todos los elementos externos que influyen en el proceso. Ej. el gobierno.
  • Ideología: experiencias compartidas, opinión pública.
  • Mediación cognitiva: interposición de los medios entre la realidad y las personas. Las personas no solo buscan información sino comentario.

lunes, 10 de marzo de 2014

Clase - Modelos de la comunicación

Teoría de los efectos limitados:


Seleccionamos el contenido que nos presentan los medios según nuestras creencias, valores, etc., y así seleccionamos los mensajes que transmitimos como feedback. De aquí surgen varios modelos:

Gerbner 1956:
  • Cadena percepción-producción-percepción a través de los sentidos.
  • Se formula una opinión.
  • Ya que es variable y selectiva es de caracter subjetivo.



ABX Newcomb 1953: 

  • Equilibrio y co-orientación
  • Refuerza elementos en el individuo
  • Selección perceptiva tienen algo en común 



Weastley y  Madean:

  • Ilustra las etapas del proceso de percepción
  • No existe un equilibrio completo por percepciones y objetivos



Lazarsfeld:

  • Estudios demuestran la comunicación en dos pasos.
  • La comunicación deja de ser emisor-receptor, sino que se le añade un paso adicional
  • La comunicación no llega directamente al receptor y se le añade información extra antes de ser recibida.  
Kalpper:
  • Los medios no son la causa de los cambios de conducta en la audiencia.
  • Los medios son instituciones mediadoras/canales de conducción.
  • Los medios no son todo.
Berelson:
  • Ciertos tipos de comunicación presentados a ciertas personas de ciertas condiciones generan ciertos efectos.
  • Ciertos mensajes en la comunicación dirigidos a determinadas audiencias pueden influir en ellas.
  • Se demuestra que los medios tienen influencia sobre la audiencia.


Video: Objetividad Periodística y Verdad

Opinion: Objetividad periodística

La meta principal de todo periodista es el de informar al público. Cada periodista tiene la gran labor de buscar la información y los datos que reflejen la verdad de lo que se publica. La antorcha de la información es una carga pesada y llena de responsabilidad. Es por esto, que al realizar su labor, el periodista debe transmitir únicamente la verdad a todo costo y en el caso que su información sea errada, rectificar este error.

Es importante que el periodista tenga presente que al informar algo, esto debe ser lo más objetivo posible. No debe pasar una opinión personal como un hecho. Al buscar la verdad se deben buscar los elementos que demuestren que esa es la realidad, y no pasar opiniones de fuentes como la verdad. La objetividad surge como una herramienta que le brinda legitimidad a la labor del periodista y ayuda a que su audiencia reciba la información de la manera más adecuada posible. Humildad y prudencia son esenciales en el periodista objetivo, y son valores que se deben ejercer constantemente para que el trabajo del periodista los refleje.

Objetividad periodística - Capítulo 4: Condiciones de periodista

El emisor o periodista

Según Carlos Sosa, el periodista es por definición “el buscador y difusor de las verdades, el que investiga, conoce y transmite a los demás la realidad –una parte de la realidad- del mundo. Esta es una de las definiciones que más se acerca a dar la respuesta a la pregunta inicial, pues acierta sobre su naturaleza: buscador y difusor de verdades.

Asimismo, el periodista es considerado en su rol social como el “mediador” entre la realidad y las personas que conforman la sociedad. La función mediadora es la que más le distingue, pues el es quien se encarga de conocer, entender, interpretar y difundir aquello que las personas no pueden conocer.

Ese ser buscador de la verdad, se concreta en algunas características que ayudarán al periodista a alcanzar su mas preciada meta. “Ético, riguroso, detallista, balanceado y puntual. Inteligente, persistente, batallador, sagaz, profundo, concreto y revelador, siempre serán elementos que irán configurando el perfil de un buen profesional de la información.”

El emisor y el medio

Para Carlos Sosa el proceso de dar vida a las noticias tiene dos momentos fundamentales. El primero de ellos es el “conocimiento y aprehensión por el informador de la realidad externa”, e; cual deja al descubierto la naturaleza racional del hombre, esa capacidad de conocer a través de los sentidos externos e internos, para poder emitir juicios acordes con la realidad y poder decir: “esto es verdad”.

La segunda fase del proceso antes mencionado es “la posterior comunicación en forma de mensaje de esa realidad por él conocida e interiorizada” En estos momentos es donde el comunicador social tiene la oportunidad de poner todas las herramientas humanas y profesionales que están a su alcance para llegar a la verdad objetiva y por tanto hacer un buen periodismo. A veces se cree que la objetividad solo se puede ver en el producto final, es decir, en la noticia; sin embargo, no se puede dejar a un lado el primer proceso donde por lo general se distorsiona lo que se conoce. Hay que dejar claro que la objetividad se da en esos momentos, por lo que la falta de  formación humana, intelectual y profesional puede ayudar a desviar este proceso.
Desde que se inicia todo el transcurso de búsqueda de la noticia hasta el momento de la publicación o emisión, hay todo un proceso que está perfectamente influenciado. Esta influencia puede darse desde el periodista, pero más aún del medio sobre el emisor. Y es aquí donde más nos compete.

Algunas informaciones son rechazadas en el momento inicial (ni siquiera recogen porque no interesan; por ejemplo un ministro acude al ministerio como todas las mañanas), en el proceso de elaboración (se ha recogido toda la información pero no se cuenta con los datos suficientes para hacer de ella una noticia; por ejemplo, parece que una empresa que se va a fusionar con otra, pero no está confirmado), o en el tratamiento (se cuenta con todos los datos pero sometida al proceso de jerarquización de informaciones hay otras que son más importantes que ella). Lo que significa es que durante las tres fases de la noticia (…), se toma todo un cúmulo de decisiones.[1]

Todo este proceso recibe el nombre de gatekeeping[2], el cual es segundo en los medios de comunicación para incluir y excluir informaciones de las cuales surgirán las noticas a publicarse en la primera página de un periódico o las que encabezarán un noticiario de televisión o radio.

La noticia también atraviesa un proceso el cual transcurre desde que al periodista le entregan la pauta informativa hasta que se sienta a escribir. También, abarca una “estructura de la información, una selección de la fuente, una forma especifica de contenidos, una prioridad de tiempo y espacio”. En este sentido s pueden observar distintos niveles de mediación que pueden beneficiar o impedir que un hecho noticioso verdadero salga a la luz pública. Canel habla de las características individuales de los periodistas, las rutinas profesionales de los medios, la organización de la redacción, o los factores externos como son la fuente, las autoridades políticas, la inversión publicitaria y otros medios de comunicación.

Veamos brevemente cada uno de estos niveles de mediación y como esto puede afectar la narración de la realidad.

a)    Las características individuales de los periodistas: son la formación profesional, la experiencia, su comportamiento ético, las actitudes personales, los valores y creencias (actitud, por ejemplo, ante la familia) y las tendencias políticas. Estos aspectos personales influyen al momento de la elaboración de una información. Deben permitir que el periodista se acerque mucho más a la verdad, como que tenga esa capacidad de poner a su disposición de manera positiva la humildad, la honestidad y la responsabilidad para que pueda llegar a tener un producto final mucho más apegado a lo real y así aportar algo a la sociedad.
b)   Las rutinas profesionales: son aquellas prácticas o usos que se repiten habitualmente en el quehacer informativo, y que llegan a constituir el contexto inmediato en el que los periodistas trabajan. Son rutinas profesionales por ejemplo, el tener que usar la estructura de la pirámide invertida o el deber de responder a las “cinco preguntas” del primer párrafo de la noticia; “o rechazar aquellas informaciones que no están suficientemente contrastadas o que no cuentan con buenas imágenes.
c)    Cuestiones organizacionales: se refiere a la influencia que tiene toda la infraestructura de los medios, tales como: la organización del personal, la distribución de las secciones, las condiciones tecnológicas, la necesidad de recibir servicios informativos internacionales, la identidad propia de la redacción y propiedad del medio. Todos estos elementos influyen a la hora de tomar decisiones, pues si hay algo que atente contra este nivel, el tratamiento informativo será diferente.

Y, en el último nivel de mediación se encuentran todos aquellos elementos externos al medio que influyen a la hora de tomar decisiones.

En primer lugar están las fuentes. Estas pueden condicionar la cantidad y la calidad de la información que se quiere publicar. Es por esto que los periodistas deben tener la capacidad de manejar (en el mejor sentido de la palabra) a su fuente para que le puede proporcionar todos los datos que necesita.

Luego están los otros medios, la audiencia, la publicidad y los gobiernos. Han tenido mucho más influencia estos dos últimos, pues en los periódicos y televisoras no se publican informaciones si atentan contra un anunciante del mismo medio; asimismo, se le llaman “intocables” a aquellos funcionarios del gobierno o de oposición que no deben salir reflejados porque eso sería ratificar lo que a los actores políticos les afecte. En este sentido, los intereses particulares y empresariales siempre han querido estar por encima de la labor profesional informativa.

El periodista en el quehacer profesional

La personas que optan por la carrera de comunicación social, o en especifico el periodismo, deben estar conscientes de que son parte del proceso de producción de noticias; el cual no está protagonizado por un solo sujeto, sino que depende de un equipo. Todas las personas que laboran en el medio requieren estar formadas, de tal manera que cada quien se siena responsable de lo que aporta. No basta sólo que el periodista sea objetivo y bueno, sino que su equipo también tenga valores y esté consciente de su labor en el medio. Por todo esto el periodista debe tener:

  • ·      Capacidad de selección

Está bien claro que el periodista debe saber manejar todos los criterios de noticiabilidad para poder hacer una buena selección de la información, pues está claramente entendido que no se puede informar todo lo que sucede. En ese sentido, se entiende que es imposible conocer toda la realidad, sólo se alcanza una parte de ella; además no se puede divulgar todo lo que se conoce. Por eso según Soria, “el informador debe hacer una selección de las noticias que sean próximas, novedosas e interesantes.”[3]
A pesar de esto, seleccionar nunca puede ser considerado como manipulación, pues escoger permite organizar la realidad para presentarla en forma de noticia lo más verídica posible. De ahí la relevancia de que el periodista sepa “ver” y “escuchar”, es decir conocer para desarrollar una mejor capacidad de elección.

  • ·      Exactitud y comprobación

El tiempo en las salas de redacción de un periódico, la inmediatez de la radio y la televisión, y la actualización constante de las páginas web, ha obligado a los periodistas a trabajar bajo presión. A pesar de esto, el buen profesional está llamado a hacer las noticias con exactitud, pero sobre todo comprobadas.

  • ·      Conocimientos para relacionar los hechos e interpretarlos

Todo periodista debe están formado, es decir, tiene que pasar por la universidad para poder ejercer ética y profesionalmente su área. Esa instrucción abarca no sólo las técnicas del periodismo, sino también un conocimiento general sobre lo que es la realidad de su país (económica, política y social), las tendencias ideológicas que circundan las relaciones sociales y todo el contexto internacional tecnológico y científico que influyen en la vida humana. Es por eso que la formación integral del periodista debe estar centrada en filosofía, lógica, ética, derecho, economía, sociología, literatura, historia; que se reflejarán al momento de hacer un texto periodístico.
Por eso es necesario que el comunicador sepa de todas esas disciplinas, no para especializarse en una, sino para poderlas relacionar a la hora de ejercer la profesión. En ese sentido, si el periodista no sabe, no hace bien su oficio, por tanto, no estará preparado para el manejo de los medios.

  • ·      Agilidad para captar los datos y procesarlos

El reportero debe tener la habilidad de poder procesar con rapidez pero con atención lo que ve y lo que escucha. Esta agilidad está relacionada además con ese “olfato informativo” que le permite resolver con rapidez, tomar decisiones al momento, hacer un trabajo con mayor claridad; y a la larga iniciar una investigación sobre una noticia que difundió.

  • ·      Saber escribir, hablar y darle buen uso al lenguaje

El comunicador social debe saber escribir un texto periodístico. Por eso la importancia de aprender las técnicas de la escritura en la universidad, el escribir durante toda la carrera.
De aquí la importancia en aprender a organizar las ideas, de recurrir a la estructura gramatical sencilla: sujeto + verbo + predicado. La necesidad del buen uso de los términos con las debidas acepciones que correspondan. La capacidad de escoger los verbos para poder denotar la acción en la información.

Objetividad como saber prudencial

Cuando se habla de objetividad como el hábito de decir las cosas tal cual son y ocurrieron, se le exige al periodista la práctica de una virtud en esa búsqueda de la verdad que la caracteriza. A medida que va creciendo y madurando el hombre. Este hábito va formando parte de su vida, hasta desarrollar un autocontrol y evitar los vicios que pueden surgir en su profesión.

Aquí hablamos de prudencia, considerada la primera de las virtudes cardinales y hacedora del bien. “Etimológicamente, prudencia viene del latín procul videre, que significa “ver de lejos”, o con palabras pedestres “verlas venir” y decidir adecuadamente’. Para el periodista, ese ver de lejos significa saber observar y conocer la realidad que lo circunda antes de juzgarla.

Se considera la prudencia como cimiento de la objetividad, porque ejerce un dominio sobre las actitudes impulsivas e instintivas que puede tener el ser humano bajo determinadas circunstancias y, por ende, distorsionar la verdad de las cosas.

Por eso se entiende la prudencia como una capacidad de elegir los medios correctos para alcanzar fines buenos. En el ejercicio periodístico, esta virtud juega un papel fundamental para la interpretación de los hechos que es el momento donde el profesional puede tergiversar la verdad de las cosas a través de un juicio erróneo. En este sentido, si para el periodista es un hábito ser prudente, tendrá la capacidad de reflejar la verdad de los acontecimientos en sus noticias, respondiendo a la naturaleza de los hechos y no de intereses particulares.

Honestidad y humildad intelectual

El hombre es un ser imperfecto y por tanto puede equivocarse, es decir, caer en el error. Sin embargo, esto no lo exime de la obligación de salir del error para aclarar lo dicho o hecho, para rectificar. Esta actitud que puede y debe asumir la persona es una muestra de humildad ante quienes rectifica. Porque reconoce su equivocación y dice la verdad.

El Papa Juan Pablo II dijo una vez que se deben respetar la objetividad, honradez y sinceridad por ser “los requisitos fundamentales de toda la comunicación”[4] La primera es interpretada por Carmela Aspillaga  como una actitud del sujeto que viene dada por la fidelidad al objeto real, por lo que se puede pensar que está impuesta desde el exterior, aunque constituye un hábito interno. Mientras la honradez hace referencia a la hombría del bien, a la probidad , integridad y rectitud del sujeto. En tanto que Desantes define la sinceridad como una “exteriorización del mundo interior tal como es (…). El deber de informar en el comunicador del mundo interno lleva como consecuencia el deber de ser sincero. Si no lo es, miente.”[5]

En estos tres aspectos se puede fundamentar la honestidad intelectual de la que hablamos porque le exigen al periodista que sus informaciones sean fieles a la realidad, que su desempeño profesional responda al bien común y se le invita a decir la verdad desechando cualquier clase de mentira.

Se considera la honestidad intelectual como una condición para el periodista objetivo porque manifiesta unas intenciones rectas en su quehacer profesional y que está dispuesto a reconocer si se ha equivocado en alguna información. Además, esta actitud de humildad corresponde al periodista a quien se le atribuye la objetividad, ya que asume la realidad tal cual es, aunque haya situaciones que vayan en contra de sus posturas personales.

Responsabilidades

La responsabilidad se entiende como la obligación que tiene cada persona de responder por sus actos, palabras o pensamientos; y se le considera también como el deber de indemnizar por un perjuicio. Cada quien en su ámbito, ya sea laboral, estudiantil o familiar, tiene responsabilidades que cumplir. Es importante entender que el principal beneficiario de ser responsable es el mismo sujeto porque gozará de una aceptación y respeto social, habrá cumplido con su cuota de aporte a la sociedad, y ayudado en el desarrollo familiar.

El periodismo es trabajo que compromete la inteligencia en servicio de la verdad y del bien y desempeña una función de amplio alcance en la orientación de la mentalidad y de la conciencia individual y colectiva. Por tanto, requiere dotes no comunes de perspicacia, equilibrio, sensibilidad que, juntamente con un profundo sentido de responsabilidad, deben ponerse en práctica simultáneamente y en toda circunstancia, para cumplir las funciones propias de una profesión que ha venido a ser cada vez más difícil con ele progreso de la gama de los medios técnicos y de su perfeccionamiento.[6]

El Sumo Pontífice estima que con los avances tecnológicos –sobre todo en el área de la comunicación- el reto del trabajo periodístico es aún mayor, porque debe hacer un buen uso de estas herramientas y ponerlas al servicio del bien. El valor añadido de responsabilidad que deben tener los periodistas, en comparación con otras profesiones, radica en el amplio alcance en la orientación de la mentalidad y e la conciencia individual y colectiva del que hablaba Juan Pablo II. Esto porque se dirigen a personas que pueden cambiar sus formas de pensar y actuar por los mensajes recibidos a través de los medios de comunicación social.

Capacidad de asombro

La pérdida de la capacidad de asombro es una de las actitudes que prevalecen en la actualidad. La gente se acostumbra con mucha facilidad a las situaciones nuevas y estas pierden su interés al poco tiempo. Al periodista especialmente se le pide que tenga capacidad de asombro ante la realidad, para que con su trabajo la transmita a los demás pues se convierte en aquel que ve lo que otros no ven.

El asombro constituye un despertar del letargo en que suelen estar las personas esclavas de la rutina. Para los periodistas puede ser común caer en la monotonía al cubrir siempre la misma fuente y conformarse con lo que digan los voceros de estas, sin darse cuenta de que hay múltiples aristas que se pueden desarrollar de un mismo tema. Ahí la capacidad de asombro constituye en preámbulo para captar la esencia de las cosas, a través del deseo de investigar y buscar la verdad, que debe caracterizar al periodista objetivo.




[1] Cfr. María José Canel, Comunicación Política, Editorial Tecnos, Madrid, 1999, pág. 131.
[2] El término fue creado a partir de otros dos: gate que significa barrera y keeping el cual traduce guarder o vigilar. Según Canel, el periodista es un vigilante de la barrera, denominado también un guardia de aduana, en cuanto a que su quehacer informative está “controlando” o “vigilando” el paso de las informaciones, para decider cuál de ellas es noticia. Cfr. María José Canel, op. cit., pág. 133.
[3] Carlos Soia, El laberinto informative… op, cit. pág. 137.
[4] Juan Pablo II, Citado por Carmela Aspillaga, op cit., pág, 126.
[5] José María Desantes, Citado por Carmela Aspillaga, op. cit.. pág. 126-127.
[6] Juan Pablo II, Citado por Carmela Aspillaga, op cit., pág, 78-79.

Objetividad periodística - Capítulo 3: Definición de objetividad periodística

Gran parte del problema en torno al tema de la objetividad periodística radica en un desconocimiento e imprecisión de lo que significa el término. Muestra de ello es que se tienda a confundirse con otras actitudes del periodista ante la información noticiosa, como imparcialidad, neutralidad, concisión y veracidad; incluso se llega a considerar como la separación entre noticias y opinión (artículos/editoriales).

Debemos afirmar categóricamente que la objetividad se basa en la verdad, es decir, en la realidad.

Uno de los cimientos mas claros de ser periodista consiste en que este debe contarle a los demás lo que está pasando “en el mundo físico, intelectual y moral” En tal sentido, el punto de referencia para todo comunicador social, es la realidad. De ahí la importancia de que el profesional de la información tenga un conocimiento amplio y profundo de la fuente concreta que maneja, y así tener las herramientas suficientes para poder aproximarse a la verdad de los hechos que debe contar

“La objetividad periodística podría definirse como la cualidad que debe tener la información al ser el reflejo fiel de la realidad de la cual se ocupa” esta es una de las acepciones que considera a la objetividad como una característica de la información que se apega a los hechos tal como sucedieron, pero no menciona que hay un sujeto mediador entre la realidad y la información difundida.

Lo que si es cierto es que en su labor debe estar lo más apegado posible a la realidad, no interpretada desde sus posturas personales, sino desde la realidad de los hechos.

Etimología:

Se dice que objetividad “viene de objeto (del latín obiectus). Entre los muchos significados que se atribuyen a esta palabra, en el Diccionario de Uso del Español de María Moliner se puede leer: “Objeto, con respecto a una acción, una operación, mental, un sentimiento, etc., cosa de cualquier clase, material o espiritual, corpórea o incorpórea, real o imaginaria, abstracta o concreta, a la cual se dirigen o sobre la que ejercen.”

“Etimológicamente, y habida cuenta de que el sufijo –ismo indica superioridad y dominio, objetivismo significa la primacía de lo objetivo, el primado de lo referente a lo objeto. Se puede decir que, etimológicamente, significa las propiedades de las cosas en si consideradas frente al esse subiectivum expresivo de las propiedades que de las cosas tiene el sujeto cognoscente.

Visión deontológica de la objetividad:

Justicia, objetividad y otros muchos actos y hábitos, son en la persona humana valores tendenciales. El informador tiene el deber de ser lo más objetivo posible y de adquirir, de manera progresiva, el hábito de la objetividad.

Cuenca se refiere a cuatro dimensiones que corresponden a la objetividad del comunicador social: filosófico-existencial, psicológico-perceptual, económico-empresarial e ideológico-político. Solo se hablará de los tres primeros puntos pues corresponden a los criterios de objetividad desde el punto de vista del hábito.

  • ·      Dimensión filosófico-existencial: la capacidad de objetivar, de poner afuera lo que afuera está y verlo en su verdadero contexto, sin apropiárnoslo por el hecho de ser espectador de un acontecimiento, es una importante facultad del ser humano racional que requiere de una cierta fluidez en el campo profesional del periodismo. Cuando se trata de mantenerse efectivamente como espectador del hecho y no pasar a ser actor del hecho o suceso, se requiere de una actitud clara donde el yo del individuo tenga sus limites definidos y halla desarrollado un adulto integrado de manera adecuada. En ese saber distinguir lo que esta fuera de nosotros aún cuando toque su sensibilidad, ideología o historia personal de lo que está dentro de nosotros es una de las facultades que el periodista tiene que desarrollar y en este sentido deben apuntar los esfuerzos de los docentes de las escuelas de comunicación social del país.
  • ·      Dimensión psicológico-perceptual: son muchos los obstáculos con los que tropezamos para ver (al interior de nosotros mismos o al mundo exterior) y se hace necesario saber ver y para ello hay que aprender a ver y más allá de aprender a ver, hay que usar los ojos para mirar y ser capaces de darnos cuenta que aún cuando vemos algo, puede ser una percepción alucinada o alguna apariencia o en términos psicológicos una fantasía que quiero que sea pero que no llega a ser. En este sentido vale la pena destacar los aportes que la psicología humanista ha hecho en la búsqueda de esa necesaria objetivación para dar ayuda al otro y lograr la adecuada ubicación del yo (…) Solo un profesional verdaderamente adulto, autónomo y realista, será capaz de acercarse a la objetividad periodística, que no lograrla. En esta dimensión Cuenca hace hincapié en algo de vital importancia para el periodista, y es el “saber ver” que no es simplemente utilizar el sentido de la vista, sino ir más allá y “darnos cuenta” de que algo puede ser verdadero o falso. Esto implica una mayor necesidad del periodista por conocer muy bien su fuente de información.
  • ·      Dimensión económico-empresarial: cierto que los periodistas sufren una doble censura: la que de manera sutil, en oportunidades, y/o abiertamente en otras, aplica la empresa de medios, depende del caso; y la que el mismo se hace: la autocensura, efecto de sus preconceptos y miedos… Esta instancia económico-empresarial cada vez se presenta como una dimensión limitante de la libertad de redacción del reportero. Está claro que el periodista, en el manejo de la información, deberá plantearse nuevas formas de acceso y de participación.


Estas tres dimensiones enunciadas por Cuenca, se fundamentan especialmente en el momento en que el informador conoce y capta la noticia en sí misma, lo cual implica una serie de elementos personales y profesionales que le ayudarán a estar lo más apegado a la verdad. Sin embargo falta un elemento fundamental: la transmisión de esa información. A esto Soria señala que objetividad supone una segunda fase: “comunicar la realidad de tal forma que el receptor la conozca  la entienda. Por lo que todo esto exige por parte del periodista una honestidad humana, intelectual y profesional.

Latente “Doctrina de la Objetividad”

Periodistas y teóricos de la comunicación de la postmodernidad han expresado que la objetividad es un imposible, pues se tienen que separar los hechos de las opiniones personales del “periodista”. Empero, referencia a la fuente con que se respalda una información no se le ve como una opinión, sino más bien como un sustento al hecho noticioso. La separación entre hecho y opinión no está del todo clara. Es por esto la importancia de revisar cual es la verdadera separación entre hecho y opinión; además de desmitificar el eslogan periodístico de los últimos años: “los hechos son sagrados, las opiniones son libres.”

Al hablar de distinción entre hechos y opiniones, cabe preguntarse ¿opiniones de quién?, ¿del periodista o de la fuente? En el primer caso, es norma fundamental que el periodista no introduzca sus posturas en sus escritos, a menos que sean publicados en las columnas de opinión Mientras los comentarios de la fuente son considerados datos que refuerzan la veracidad de un hecho. ¿En este campo de opiniones se puede hablar de objetividad? Si, siempre y cuando las opiniones estén sustentadas en la verdad de las cosas y sean presentadas al público como tales, y no como evidencias de un hecho.

Cuando el periodista utiliza la narración o la descripción para contar cosas que ha investigado o descubierto, se sitúa intelectualmente en el mundo de los hechos y su relato adopta la forma de un relato técnicamente correcto si actuara con una disposición psicológica de no-intencionalidad (es decir con la preocupación de no introducir conscientemente sus puntos de vira personales dentro del texto que está elaborando). Pero cuando el periodista utiliza la exposición o la argumentación, se ubica en el mundo de la opinión y su mensaje periodístico recibe el nombre de comentario, un comentario que, por definición, es libre y subjetivo, pero que debe someterse a las reglas establecidas del fair comment o juego limpio. En resumen, la disposición psicológica que debe presidir la elaboración de textos periodísticos se manifiesta en una muy concreta honestidad intelectual, que se denomina no-intencionalidad cuando hablamos del texto llamado relato, y juego limpio cuando nos referimos al texto de opinión o comentario.

Objetividad no solo es contar el puro hecho, pues pueden haber diversas formas de contar la realidad, sino llegar a dar con todos los elementos que permiten al informador acercarse a la verdad para poder difundirla lo más apegada posible a la realidad.


Imprecisiones Tecnológicas

Una de las posturas más comunes entre periodistas en ejercicio es el desplazar el concepto de objetividad, sustituyéndolo por el de imparcialidad y neutralidad. La objetividad se ve como un imposible, pero parece que el término es el que se vuelve intolerable. La solución a la cual han llegado muchos teóricos y profesionales activos, es el de cambiar la palabra por sus sinónimos más próximos, lo cual genera imprecisiones terminológicas que no resuelven el problema sino que más bien lo empeoran.

La neutralidad que admite una separación del informante, se contradice con la idea de verdad concebida desde el periodismo, la cual implica un apego a ella; y por tanto, una parcialización y una acogida de una “de las opciones” de las cuales hay certeza, sobre lo que luego se convertirá en noticia. Asimismo eta actitud de neutralidad deja entrever un escepticismo ante los hechos, trayendo como consecuencia una mecanización de la información, un seguir reglas sin conocer a fondo los hechos.

El periodismo objetivista influido por el relativismo moderno apunta a esta perspectiva: impedir cualquier verificación, dando cabida a la simple confrontación de la realidad o de las fuentes que la sustentan dejando a escogencia del lector aquello que es no es verdad. En otra palabras una apariencia de neutralidad; “en una estructura que obliga a los informadores a atenerse a los valores; en un empobrecimiento y una falacia sofistica que sirve para la manipulación de la sociedad, sin que la mayoría lo advierta.

Cuando se habla de neutralidad e imparcialidad en los términos se olvida que el uso de los mismos supone una valoración. No existe un lenguaje neutro, existe un lenguaje bien usado.

“La simple utilización de una palabra en particular implica una valoración, pues la palabra en sí misma dice el significado de lo que se quiere expresar de la realidad.

Imparcialidad reinante

La voz imparcialidad según el Drae- consiste en la “falta de designio anticipado o de prevención a favor o en contra de alguien o algo, que permite juzgar o proceder con rectitud. Este concepto hace énfasis en cuidar el juicio y la acción, para evitar cualquier tipo de postura y “proceder con rectitud”. Pero también hace referencia a una ausencia de la intención. Esta noción –vista desde el periodismo- puede deslindar al informador de la posibilidad que tiene de intencionar sus actos, de permitirle siempre la duda, aunque se advierte en el hecho de juzgar bien los actos. Asimismo se hace hincapié en la prevención y en este sentido el periodista no puede estar prevenido, pues la realidad está presente por sí sola, sin intervención forzosa de nada ni nadie.
Sinónimos convertidos en antónimos

El equilibrio es también otra aceptación que se utiliza para suplantar la llamada objetividad. Este término se entiende como darle el peso suficiente de ambos lados de la balanza a la noticia. Es lo que en el periodismo se conoce como en “contraste de fuentes” que ya se explicó en lo relacionado con la neutralidad. Pero este contraste de fuentes viene más dado por el peso en el número de declaraciones o hechos, que por el mismo choque de opiniones. Este llamado equilibrio –simulando la balanza- no puede ser semejante a la objetividad, pues en primero se hablaría de dos verdades que tienen igual peso; en cambio en la segunda, el peso mayor lo lleva a la verdad como única, es decir, se haría la real justicia.

Objetividad como concepto relativo a culturas e ideologías

La objetividad es un concepto social distinto según sean las culturas estudiadas. De esta forma se ofrece una visión relativizada de la objetividad que, a su vez, incluye la concepción de la verdad, donde se permitiría una interpretación a preferencia de cada quien sobre esta actitud profesional sin que haya un consenso al respecto.

En esta consideración de la objetividad como relativa a culturas no estarían establecidos unos cánones de desempeño profesional del periodismo para diversas sociedades, sino que cada una establecerá las normas a su parecer.

 A este punto de las ideologías, Gloria Cuenca añade la cuarta dimensión del “periodista objetivo”:

  • ·      Dimensión ideológico-política: la información es también una mercancía ideológica. Esto implica que esta noticia, redactada por el periodista se incorpora al medio de difusión, tiene componentes que trascienden el marco individual y de creencias ideológicas del redactor y pasa a formar parte del mercado de noticias que se ofrecen a través de los medios… Justamente por ser la notica mercancía ideológica, los componentes que se le añaden (sensacionalismo, amarillismo, exageración, distorsión) o se le quitan (fragmentación, descontextualización, omisión) apuntan en el sentido de reforzar el sistema de medio de difusión vigentes en la sociedad.


Objetividad periodística: saber dar en el blanco

La objetividad periodística es un habito personal, que requiere de un esfuerzo y una intención constante por parte del comunicador social, para conocer a fondo la realidad y difundirla tal como la capta, teniendo en cuenta el contexto que la circunda. Esta disciplina de la verdad exige honestidad, prudencia, responsabilidad y profesionalismo integral, como valores que ayuden a respetar la realidad y las personas.

Con esta actitud se busca dar noticias que no alteren la naturaleza del hecho, de manera que el público la comprenda y pueda conocer esa parte de la realidad a la que accede el periodista por su rol de mediador.