lunes, 10 de marzo de 2014

Objetividad periodística - Capítulo 2: Origen histórico del término objetividad periodística

La historia del periodismo en el ámbito mundial ha estado marcada por constantes cambios tecnológicos que han reestructurado la forma de ejercer esta joven profesión. Sobre la marcha, se han forjado algunas pauta para que el quehacer informativo sea mas ético y apegado a la realidad. La objetividad periodística es uno de los hábitos del informador que más se ha cuestionado desde que se acuñó el termino a mediados del siglo XIX.

El origen del concepto de objetividad periodística se ubica aproximadamente a mediados del siglo XIX.  El esquema propuesto por Dan Schiller dice que:
“El (…) recurso a la objetividad se debe históricamente a tres factores: a) la reacción provocada contra los excesos del periodismo amarillo del siglo XIX; b) el auge de las agencias de noticias –a partir de la Associated Press en 1848-, que presumían de neutralidad para vender sus servicios a periódicos con ideologías muy diversas; c) la postura científica tan en boga en el siglo XIX con el apogeo del positivismo según el cual los hechos podían y debían distinguirse de los valores.

a)    Reacción contra los excesos del periodismo amarillo del siglo XIX

Asumir el periodismo como una herramienta con el único fin de vender mas, fue lo que propulsó el periodismo amarillo.

En primer lugar, en lo referente a lo cuantitativo se registró un aumento considerable en los tirajes de los periódicos, como antes no se había logrado. A su vez, esa  mayor difusión  de los medios impresos les conferirá una gran repercusión social, cuyas ventas serán el resultado de unos contenidos más atractivos y dinámicos que lograron atraer a la audiencia con el recurso de informaciones más impactantes, diversificadas y, en ocasiones, escandalosas.

El periodismo amarillo es entendido como el tipo de periodismo que persigue fines exclusivamente lucrativos sin importarle los medios. Estas formas son fundamentalmente el sensacionalismo, la información inventada o alterada, y la información morbosa sobre personas y sucesos.

b)   Auge de las agencias de noticias:

En buena medida, los teóricos de la comunicación que han intentado acercarse al surgimiento del concepto de objetividad periodística, lo ubican en Estados Unidos a mediados del siglo XIX con la formación de las agencias de noticias.
La implementación de la pirámide invertida, donde se ejercía un mayor control sobre la redacción periodística, se puede considerar como una ruptura del periodismo amarillo en el último cuarto del siglo XIX. “Es doctrina común que el nacimiento del la Associated Press parece ser el factor determinante de la nueva fórmula textual, como fruto de la concurrencia de varios factores, entre los que cabe citar como principales:

  • ·      La necesidad de enviar a los periódicos asociados a la Agencia –que eran de muy diversos enfoques editoriales- noticias que pudieran ser publicadas en todos ellos, lo cual se podría lograr teniendo solo hechos, para que pudiesen ser utilizadas en cualquiera de los diarios.
  • ·      La inevitabilidad de acudir a personas no especializadas, no formadas como periodistas, para recabar todo ese material noticioso.
  • ·      La transmisión de los servicios de agencia a través de las aún precarias líneas telegráficas, a su vez, aconsejaba seguir un orden jerarquizado en la redacción de los textos, de manera que ante una interrupción de la transmisión, como solía ocurrir, siempre pudiesen llegar al periódico los datos más importantes.

La pirámide invertida se convierte aso en el formato factual por excelencia: el único capa de transmitir con una cierta asepsia los hechos, sin otra valoración por parte del periodista que la mera jerarquización de esos hechos, realizada por otra parte –según sus defensores-, a partir de la jerarquía natural de esos mismos datos: es decir, con menor manipulación posible.

Según George Krimsky “El concepto de una prensa digna de confianza, basada en la información, surgió muy tarde en la evolución de Estados Unidos. A mediados del siglo XIX, la prensa perdió su función preponderante como instrumento de una minoría política selecta al convertirse en un medio de comunicación de masas.

En el Diccionario de Ciencias y Técnicas de la Comunicación también se hace referencia a las características de las informaciones de las agencias, al considerar, que: En primer lugar, deben recoger los hechos, lo que ha ocurrido, describiéndolo con exactitud en cuanto se conocía en el momento de informar sobre ello. En segundo lugar, las agencias deben abstraerse de comentar su información comparable teóricamente a una fotografía del acontecimiento hecha con palabras, para que esta llegue a sus destinatarios en ese estado de ‘materia prima’ al que aludía Sigfried. Pueden –y en muchas ocasiones deben- añadir los datos y antecedentes necesarios para que el hecho informativo, la noticia, sea apreciado en su debida importancia y escala, pero evitarán cualquier comentario que suponga una interferencia de opiniones en lo que debe ser un relato de hechos comprobados. Como resultado –suele afirmarse- obtendremos una información objetiva, independiente de prejuicios, simpatías o fobias. Una información que podrá ser utilizada por cualquier medio, cualquiera que sea su opinión.


c)    Apogeo del positivismo:

Cuando surge el periodismo moderno a mediados del siglo XIX la corriente filosófica en boga era el positivismo.

Jacinto Choza realiza una certera y acertada síntesis explicativa del positivismo cundo afirma que este se corresponde con la creencia según la cual, la ecuación científico = verdadero = objetivo = formalizado = racional y su contraria subjetivo = acientífico = incognoscible, categorizan plena y exhaustivamente la realidad y el conocimiento.

El positivismo reduce la realidad a lo que es sujeto de comprobación, dejando por fuera múltiples aspectos, que no pueden meterse en el mismo saco. Además, esta concepción materialista y escéptica de la realidad resulta inaplicable para las humanidades y ciencias sociales donde se estudia el hombre y la relación con su entorno.

Esta corriente que influenció el periodismo de la época, otorgó un método como la pirámide invertida para que los profesionales de la comunicación de alguna manera se libraran de la tentación de dejar colar sus posturas en las noticias, respondiendo así a un formato preestablecido que se debía adecuar a cualquier hecho.

Como parte de este pensamiento de las ciencias experimentales que se quiso aplicar al periodismo, quedó plasmada en aquella época la frase “los hechos son sagrados, las opiniones libres.”

El radical apego del periodismo al modelo positivista reflejado en la distinción entre hechos y opiniones se opone a una de las funciones del comunicador social como lo es interpretar, relacionar unos hechos con otros y hacer la compleja realidad más digerible para los lectores. Además, como se ilustra al periodista como los ojos del público, este debe ofrecer en sus noticias la información más completa posible para que los lectores tengan una visión cabal de la realidad a la cual no tienen acceso por falta de conocimientos o herramientas tecnológicas.


No en vano lo novedoso y lo actual forman parte de los llamados criterios de noticiabilidad –aspectos a tomar en cuenta para considerar que un hecho pase a ser noticia a través de los medios de comunicación-, tanto así que se le deja de hacer seguimiento a informaciones de días anteriores para darle prioridad a lo reciente.

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